domingo, 8 de septiembre de 2013

Sé que estás ahí


Sé que estás ahí. ¿Por qué no hablas?

Tu aliento helado revolotea entre las sombras.

Tu reflejo te delata en la penumbra.

La oscuridad se somete a tu mirada

Y los negros mensajeros graznan en la ventana.

El llanto divino baña la cal afuera

Y trae frio, y miedo,

Codicia por libertar el mito ido,

Por salir corriendo tras el hada rota.

Y el fuego eterno de azufre en llamas

Me llama sin tregua noche y día.

Y por mucho que imploro, lloro y rezo

Sé que estás ahí, y no me hablas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario